miércoles, 20 de octubre de 2010

Todo ha cambiado...

El mundo como lo conocíamos ha terminado, todo se ha vuelto una lucha por la supervivencia individual. Pocos han logrado establecer pequeñas sociedades y trabajar en conjunto pero como siempre la naturaleza humana las hace pelear entre ellas. Estas sociedades son lo único que mantiene a la gente unida y son las que "ponen las reglas" en sus respectivos territorios. Son la autoridad y se ha convertido en el sistema económico y social que rige a los pocos sobre vivientes, cada una con sus características personales.

Todo comenzo con los primeros brotes de Pandora, el virus que causaba alteraciones irreversibles en el sistema nervioso de los humanos e incluso "traía a los muertos a la vida". Aun no he descubierto cual es mecanismo fisiológico de la habilidad de este virus, no es que importe demasiado ahora

Mi nombre es Mateo Guerrero aka. "Huitzil" , fui Capitán 1/o Boina Verde dentro de las Fuerzas Especiales del Ejercito Mexicano antes de que las Naciones pasaran a ser un grupo de sociedades se supervivientes. Mis padres y mi hermana fueron asesinados durante los primeros bloqueos en la Ciudad de México. No murieron a mano de los engendros de Pandora. Fueron alcanzados por las balas de un grupo paramilitar contra motines mientras intentaban salir de la ciudad. No fueron los únicos. Esa noche mas de mil personas murieron por el mismo motivo. Durante una operación de rescate de funcionarios políticos fui dado por muerto por mis camaradas; recuperando mi conocimiento después aproveche la situación para vengar a mi familia y comencé a cazar. Uno por uno termine con todos los miembros del grupo paramilitar "Rhinos" dejando mi firma personal en cada uno de los cuerpos mutilados, desollados y colgados por los pies... muy poco para lo que en verdad merecían. Aquellos que contrataban al grupo, políticos y empresarios, comenzaron a buscarme al temer por sus vidas, y escapando, entre el caos y la ciudad desierta, ocupada por los engendros de Pandora, llegue a una pequeña sociedad de sobre vivientes en el sur. Me contrataron como parte de su grupo de reconocimiento y recolección, un grupo lleno de criminales, exmilitares desertores y sicarios... no había mucho de donde elegir en este mundo.


Llevo tres meses viviendo en este pequeño pueblo rodeado por muros metálicos de mas de un metro de grosor, construidos por los fundadores y lideres actuales de Odisea, como le llamaban a este lugar. Población: 266

Mis habilidades sociales no me han permitido familiarizarme mucho con la gente de este lugar. No mas de lo necesario. Pocos me conocen, la mayoría de ellos son los niños que suelen jugar fuera de mi lugar de estancia, el cual comparto con una mujer de 18 años de nombre Vanessa, sobreviviente que aun guarda la pobre esperanza de encontrar a sus padres.


La Luz de la Luna baña mi cuerpo e ilumina mi silueta, puedo sentir su vibrar mientras me mantengo en posición de Loto, meditando, agudizando mis habilidades mentalmente, tomando conciencia de mi ser y mi alrededor, expandiendo mis sentidos.

- La cena esta lista - dijo Vanessa mientras abría la puerta de mi habitación de la manera suave en la que suele hacerlo. Ella conoce mi paranoia - ¡Lo siento! No sabia que estaba meditando - Se detuvo y comenzó a cerrar la puerta con la misma suavidad.
-Ahora voy - pude sentir su sonrisa antes de escuchar el cerrar de la puerta.

Mis músculos comienzan a prepararse para moverse después de estar varias horas inmóviles. Mi respirar se hace un poco mas continuo después de un gran suspiro. Hago una reverencia hacia la Luna que ilumina todos mis movimientos. Me levanto imitando el estiramiento que hace un canino después de reposar.

- Pensé que no contaba con usted esta noche - dijo mientras me sonreía detrás de la barra del comedor.
- Tu suerte no es tan mala - baje el ultimo escalón y camine lentamente hacia la barra, mis pies descalzos hacían el mínimo de ruido.
- Hice algo de café y avena - su mirada siempre se clavaba en mis ojos - ¿Seguro que no quiere nada mas?
- Con esto es suficiente, gracias - tome la taza de café y bebí un sorbo notando que el sabor era tan bueno como el olor - ¿Como estuvo tu practica hoy?
- Estuve practicando lo que me enseño - dejo su café en la barra y se recargo de una manera muy femenina con las dos manos. La nueva posición daba justicia a su figura causando que mi mirada reposara sobre su cuerpo - mi puntería y mi velocidad mejoraron - Ella solía practicar en el "jardín" de la casa, el cual yo había  adaptado para que sirviera como un lugar lo mas completo posible para perfeccionar nuestras habilidades y ejercitarnos.
-Tendrás oportunidad de mostrarme mañana - tome otro sorbo de café mientras nos veíamos fijamente a los ojos.
-¿Vamos a salir? - la emoción se notaba en su expresión. Solía morderse el labio inferior en ocasiones como esta. Se inclino hacia mi colocando su barbilla sobre sus manos y sus codos sobre la barra.
- Hector me dio instrucciones en la mañana, partiremos en la madrugada
- ¿A donde iremos?
- Recibieron noticias de un posible almacén de alimentos a unos kilómetros de aquí - termine el café y la avena y me recargue en la pared justo frente a la barra - ¿Emocionada?
- Hahaha, no es la primera vez que salgo con el grupo - cruzo los brazos y me miro con una pequeña muesca de desafió.
- Pero si la primera vez que sales conmigo - sonreí muy ligeramente y me separe de la pared mientras ella me observaba aun con el gesto desafiante en su cara - Ten cuidado, no quiero andar cuidando a novatos o tener que dispararte después de que te conviertas en uno de ellos.
- Gracias por los buenos deseos - me brindo una sonrisa sarcástica y me di media vuelta.
- Es en serio - mis palabras fueron pronunciadas con seriedad y la mire por arriba de mi hombro izquierdo - gracias por la cena
- De nada - su gesto cambio por otro de desconcierto.

Puedo escuchar sus pasos siguiendome tras los mios. Me detengo pero ella no lo hace y sus brazos rodean mi cintura y suben acariciando mi abdomen desnudo hasta llegar a mi pecho, pega sus labios a mi espalda, justo entre mis escápulas y comienza a acariciarla con los mismos dando ligeros besos hacia mi hombro derecho. Volteo hacia el cuarto de su pequeño hermano, ella me dice que no me preocupe, que duerme tranquilamente. Me doy media vuelta y la miro fijamente a esos ojos color miel, perdiéndome en su brillo, susurrandome el camino hacia sus labios rozados y tibios. La tomo por la cintura y comienzo a besarla lentamente, disfrutando cada sensacion que su cuerpo contra el mio me provoca, invitándome a tomarla, invitando a mis manos a recorrer cada centímetro de su piel. Comienzo a besar suavemente su cuello mientras mis manos se deslizan hacia sus muñecas  y la aprisiono entre la pared y mi cuerpo...

1 comentario:

  1. Sensacional!!! Que viejos tiempos de aquellos, como les llamábamos... fan fics? No lo recuerdo bien, pero me acuerdo siempre de tu forma de escribir de cierta manera oscura, cruda pero tan bien relatada que te hace vivir el momento e imaginarlo sin tanto problema.
    Por ahora leí esta parte, pronto leeré lo que sigue, pero en verdad genial volver a leer algo escrito por ti.
    Sigue escribiendo, la neta si la armas!!!

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